…o por qué las personas adolescentes reaccionan de forma desajustada e impredecible.
Es bien conocido el temperamento adolescente. Las personas adolescentes reaccionan de forma impulsiva o se enfurruñan rápidamente por situaciones que las personas adultas no consideramos motivo de enfado.
Puede que ya hayas observado la facilidad con la que se entusiasman a tope o se enfadan a tope. La típica situación en la que pasan de 0 a 100 en un microsegundo. Cuando ven a una amiga que han visto el día anterior, por ejemplo, y ambas reaccionan como si hiciese tres años que no se ven.
Lo cierto es que las personas adolescentes reaccionan de esa forma porque no pueden evitarlo, porque su cerebro se está desarrollando a niveles muy complejos, de forma que entre el impulso y la ejecución del impulso no tienen tiempo de reflexión.
Aún no pueden controlar este proceso. Como las personas adultas ya hace mucho tiempo que hemos desarrollado esta capacidad, no solemos recordar la parte de nuestra vida en la que no dominábamos el arte de reaccionar, pero lo cierto es que un día nosotras también fuimos impulsivas.
¿Te acuerdas de cómo reaccionabas ante algo que te hacía mucha ilusión? ¿O ante algo que tu familia te permitió hacer cuando parecía que no iba a hacerlo? Piénsalo un momento. Las personas adolescentes de tu entorno están aprendiendo a ejercer ese tipo de autocontrol, pero para ello necesitan expresarse y reaccionar.
«La impulsividad en la adolescencia es un paso natural y necesario para desarrollar el autocontrol».
Para conseguir espaciar el impulso y la reacción necesitan tiempo y apoyo. Es importante tener en cuenta que no pueden evitar reaccionar de forma impulsiva para no caer en el error de llamarlas escandalosas, insoportables o acusarlas de reaccionar sin pensar.
Cuando una bebé llora o gime de dolor porque le están saliendo los dientes, nadie piensa que es una escandalosa. Hemos asumido que en la infancia ciertas situaciones son naturales porque forman parte del desarrollo de la persona y, sin embargo, no pensamos de la misma forma cuando se trata de la adolescencia.
Muchos de los procesos imprescindibles para nuestro correcto desarrollo que se dan en la adolescencia, son todavía muy desconocidos y generan comentarios hacia las adolescentes que pueden ser muy perjudiciales. Es muy importante entender que, si la adolescente se muestra impulsiva en sus reacciones, es porque debe ser así.
La mejor opción para acompañarla adecuadamente es comprender que la impulsividad es natural, tenerlo en cuenta en nuestro día a día en común y actuar de forma respetuosa, ofreciendo nuestro apoyo cuando las consecuencias de los impulsos no son positivas.
Es mucho más recomendable celebrar el impulso si es positivo que decirle que es una exagerada. Es más recomendable elaborar la experiencia de forma positiva junto a la adolescente si las consecuencias del impulso son negativas, que recordarle que se ha equivocado o que está sobreactuando.
Podemos aprender a acompañar a las personas adolescentes para que, paso a paso, el tiempo de reacción tras sus impulsos sea mayor. Para que un día, cuando sean adultas y dominen el complejo arte del autocontrol, puedan reflexionar antes de actuar de maneras poco recomendables que puedan provocarles conflictos o situaciones desagradables.
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