Las fluctuaciones en la autoestima se convierten a diario en una pesadilla para muchas familias con adolescentes. ¿Por qué las personas adolescentes tienen una autoestima tan variable? ¿A qué responde que a veces se hablen tan mal? ¿Por qué no pueden ver todas las cualidades que nosotras vemos en ellas? ¿Cómo podemos saber en qué estado está realmente su autoestima? El desarrollo de la autoestima en la adolescencia es un proceso muy complejo y delicado que no depende solo de lo que nosotras hagamos al respecto.
Les decimos que son maravillosas, y no surte efecto. Les decimos que las queremos todos los días, y no surte efecto. Les damos consejos sobre la importancia de valorarse y quererse por encima de lo que las demás personas piensen. No entendemos por qué cualquier cosa sobre ellas que les digan sus amigas, e incluso personas que no lo son, es más importante que lo que nosotras les decimos. ¿Por qué no ven que son jóvenes, que tiene salud, que son talentosas, divertidas e inteligentes?
Cuando llega esta etapa, las personas adolescentes tienen una nueva tarea evolutiva: construir su identidad. En este proceso tan importante para tener una vida adulta lo más agradable posible, el desarrollo de una buena autoestima es esencial. La autoestima es la forma en que nos sentimos a nosotras mismas. Tener una buena autoestima es ser capaz de estar en el mundo sintiendo que tienes un lugar en él y que puedes salir de cualquier situación que la vida te plantee, por dolorosa que sea. Tener una buena autoestima es imprescindible para tomar mejores decisiones y para disfrutar más de la vida.
La autoestima es el resultado de la mezcla entre el nivel de conocimiento que tenemos de nosotras mismas, la capacidad de valorar lo que somos y la capacidad de cuidarnos. Todas las habilidades necesarias para disponer de esas capacidades se desarrollan si encontramos el entorno necesario. El entorno necesario es un espacio de confianza, sin juicios, en el que recibimos estímulos que provocan que avancemos, que aprendamos. Un espacio lleno de oportunidades que nos ayudan a mejorar. Un espacio en el que nos sentimos acompañadas y seguras.
Por lo tanto, para que ese espacio exista, tenemos que aceptar algo importante y sin lo cual no podremos acompañarlas: si queremos que las personas adolescentes de nuestra vida aprendan, debemos proporcionar un contexto de confianza sin juicios, críticas y exigencias. Juzgarlas, criticarlas y exigir más de lo que pueden dar las hace sentirse frustradas a menudo y muchas de ellas tiran la toalla incluso antes de empezar porque creen que no lo van a conseguir.
Eso no quiere decir que no deban sentirse frustradas, cuidado. La frustración se producirá de igual forma en el camino de desarrollar las diferentes habilidades, y deberemos estar ahí también para observar su proceso mientras lidian con emociones desagradables, para ayudarlas a reconocerlas, comprenderlas y transformarlas en aprendizajes.
En la adolescencia, la autoestima es tremendamente vulnerable. Como «no es personal, es cerebral», las personas adolescentes no tienen control sobre ella. Todo les impacta, así que hay que ser cautas con lo que decimos y abrir bien los ojos para observarlas y atender lo que necesitan. No se sienten así con ellas mismas porque sean exageradas. Por otra parte, cuidado también con los mensajes que vamos dando. Sin ser apenas conscientes, muchas veces, hacemos comentarios sobre cómo les queda la ropa, cómo les queda el pelo, cómo tienen la piel, las orejas, la nariz, las rodillas, el culo, las manos, y un innumerable etc. Cualquier cosa que digas o se diga en el entorno, tiene potencial de impacto sobre su autoimagen y su posterior valoración.
Muchas veces no podemos comprender, incluso habiendo pasado por lugares similares, que las personas adolescentes de nuestra vida no tengan una buena autoestima. Pensamos: «pero si es guapísima», «pero es súper simpática», «pero si es súper inteligente», «pero si es maravillosa». Y ahí nos tiramos de los pelos porque no sabemos por qué no se valoran, no se quieren, no se cuidan… y, a veces, la rabia que nos provocan nuestros propios pensamientos hace que las hagamos sentir peor. Sin querer, faltaría más, pero les decimos eso de «pero si eres súper guapa», «si eres súper lista», y pensamos que esa es la manera de ayudarlas, pero no.
La autoestima depende de muchos factores, no solo de lo que tú haces o dices, faltaría más. Lo importante es que tengas claro que, independientemente de cómo se hayan conjugado las variables que intervienen, tú puedes acompañarlas para que la mejoren y minimizar el impacto de los comentarios de alto impacto. En el episodio cuatro de mi podcast te explico algunas estrategias para ayudarlas con esto.
El entorno también contribuye a que la autoestima adolescente esté por las nubes o esté bajo tierra. Con la familia extensa, con abuelas, tías, primas, etc., tú puedes ayudarlas a ajustar los mensajes que reciben. Si en una comida familiar una tía le hace algún comentario que conlleva un riesgo de impacto sobre su autoestima, tú puedes contrarrestarlo en ese mismo momento. Si le hace un comentario sobre la ropa que lleva o el peinado o el tatuaje o lo que sea, ahí tienes una oportunidad para reforzar su autoestima.
O lo atajas de raíz delante de la tía, que por supuesto no tenía mala intención, o lo hablas posteriormente con la adolescente. Que la adolescente no hable de algo que ha pasado no significa que lo haya olvidado. Cuidado con transmitir que si no se habla de algo ya está todo solucionado.
Las redes sociales, los medios de comunicación, las vecinas, el entorno académico, las amistades…, en todos esos contextos las personas adolescentes se exponen a impactos que pueden afectar su autoestima. Ten siempre presente que la adolescencia es el momento de mayor autoconsciencia, que se está explorando la identidad y que las personas adolescentes están construyendo su mirada hacia ellas mismas.
En mi próximo libro que se publicará el 16 de marzo tendrás las claves para acompañar el desarrollo de la autoestima en la adolescencia, con pautas claras y ejemplos concretos.
Si quieres aprender más sobre adolescencia me encuentras en Instagram, Telegram, Twitter, Youtube, Anchor y Spotify.
Sara Desirée Ruiz
Educadora social especializada en adolescencia
Los comentarios están cerrados.